El nombre de los meses y la diferente duración de las estaciones (2023)
- Leonardo Levinas
- 4 may 2023
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 13 jul 2023

Ensayo breve contenido en el libro LA NATURALEZA DEL TIEMPO
¿Por qué los meses se llaman como se llaman y algunos incluso contradicen a su propio nombre? Y ¿por qué el verano es más largo en el hemisferio norte que en el hemisferio sur, y el invierno más corto y más largo respectivamente?
Sosígenes, allá por el año 45 a.C., añadió un día cada cuatro años, el año de 366 días o bisiesto. “Bisiesto” significa: “con dos seis”. Julio César decretó, entonces, que el año anterior tuviese 445 días, para restaurar la relación entre el calendario civil y el año agrícola. Se adaptaron los desfasajes a los nombres, o sea, los nombres de los meses. El año comenzaría en enero, ya no en marzo. Marzo pasó a ser el tercer mes; el mes de agosto, fue rebautizado así en honor de Octavio Augusto y pasó a ser el octavo; otros nombres contradijeron sus propios nombres: a septiembre le correspondió ser el noveno mes; el décimo mes resultó octubre, nombre que venía de octavo; el undécimo fue noviembre que venía de noveno y el duodécimo se llamó diciembre que era el nombre del décimo.
Además, la duración de los meses fue coordinada de acuerdo con la duración de las estaciones ya que las estaciones poseen distintas extensiones lo que se debe a una cuestión astronómica concreta. En efecto, de acuerdo con las leyes de Kepler, cuando la Tierra está más lejos del Sol se mueve más lentamente, y esto, junto a los efectos de la inclinación del eje de rotación de la Tierra, hace que en el hemisferio norte sea verano, e invierno en el hemisferio sur. En otras palabras cuando la Tierra está más cerca del Sol, en el hemisferio norte es invierno.
Por su parte, la primavera y el otoño comienzan cuando el día dura lo mismo que la noche, 12 horas, o sea en los equinoccios; el verano comienza el día más largo del año, el invierno el día más corto; se trata de los solsticios. En el hemisferio norte, la primavera dura 92 días y 20 horas, y el verano 93 días y 14 horas; el otoño 89 días y 19 horas y el invierno 89 días y 1 hora. En el hemisferio sur estas duraciones se invierten de acuerdo con los pares verano–invierno, primavera–otoño. Por eso febrero es el mes más corto ya que el verano austral es la estación más corta y se fija aproximadamente desde el 21–22 de diciembre hasta el 20–21 de marzo. En consecuencia, para el invierno en el hemisferio norte o el verano en el hemisferio sur tendremos, desde el 21 al 22 de diciembre al 31 de diciembre aproximadamente 9 días; del 1 de enero al 31 de enero: 31 días; del 1 de febrero al 28 de febrero: 28 días; y desde el 1 de marzo hasta el 20 al 21 de marzo aproximadamente 21 días; o sea aproximadamente: 9+31+28+21 = 89 días. Y esto es debido a la diferente velocidad que emplea el Sol en su movimiento aparente anual. En el futuro, los hombres descubrirían que ese movimiento aparente se debía al movimiento de traslación anual de la Tierra en torno del Sol, trayectoria con forma elíptica, siguiendo las leyes de Kepler. Pero para eso faltan unos dieciocho siglos. La primera ley de Kepler establece que el Sol es el foco de la elipse; la segunda establece una relación entre las velocidades de la Tierra conforme ésta se halla más o menos cerca del Sol: cuando la Tierra se halla más lejos, su velocidad es más lenta, se tiene verano en el hemisferio norte e invierno en el sur. Esta es una de las razones de la diferente duración de las estaciones.
*Fragmento correspondiente al libro La naturaleza del tiempo. Usos y representaciones del tiempo en la historia. Marcelo Leonardo Levinas (editor)
(Editorial Biblos)
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